Es una de las pocas preguntas que posee diversas respuestas donde, quizás, todas sean correctas. A lo largo de la historia muchas cosas han perfeccionado lo que es ser un poeta. Muchas situaciones que han separado más y más a un poeta de un escritor en general (sabiendo que el escritor abarca infinidades de temas y clases). Los poetas tienen una defición muy personal cada uno, de acuerdo a las experiencias que han forjado tal concepto. Y así como ellos, yo también he visto fluir en mi vida mi propio concepto de lo que es un poeta.
Un poeta no es un escritor así sin más. Es el primer error en el que incurre cualquier persona al que se le nombra esta clase de personaje. Es mucho más que eso, mucho. Un poeta escribe con la tinta inagotable de su corazón, y plasma lo que en su alma acontece o se hace sentir en él. Plasma sentimientos, emociones, pensamientos, inquietudes, hasta logra plasmar lo que un hombre ajeno a su ser siente. No es algo que se aprende y se perfecciona, es algo con lo que ya se nace. El poeta convierte un simple trozo de papel en el confesor de sus secretos, en la cúpula de muchos sentimientos, o uno solo. Logra convertir lo que hace latir apasionada o nostálgicamente un corazón en algo físico, palpable y a la vista de cualquiera. No es algo que cualquiera pueda lograr.
El compromiso de un poeta es muy delicado y sutil, pues se compromete a convertirse en el puente entre el corazón y papel. Se convierte en el instrumento de su pasión y de su arte. Esto lo digo, ya que siempre me hago saber, y hago saber a quienes han leído lo que he escrito, que no soy yo quien lo escribe, es mi corazón y alma, mis manos son sólo los instrumentos de ello, y el lápiz sólo es un traductor más.
Ser poeta no se trata de ser romántico, misterioso, caprichoso, profundo o melancólico, que es como usualmente se le pinta, se trata de plasmar cosas intangibles, como lo es un sentimiento, en palabras donde el lector se convierte en el protagonista y se identifica con el sentimiento. El lector siente comprensión por parte del poeta. El lector no lee las palabras, las vive. Todo esto diferencia a un poeta de un escritor, por más filósofo que sea este.
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